¿En qué consiste la Presencia Amorosa? En algún momento, abandonado nuestro lugar de meditación (cojín, silla…) llevaremos la práctica de Mindfulness o la Atención Plena a enfocarnos en observar, momento a momento, cómo nos relacionamos con las personas de nuestro alrededor. Ahí surge una miríada de aspectos a observar. ¿Como percibo a las demás personas? ¿Cómo creo que me perciben? ¿Como me presento ante ellas, con qué postura? ¿Que espero de ellas? ¿Que creo que esperan de mi? ¿Que ocurre cuando me prestan atención? ¿Qué ocurre cuando me critican? ¿Cómo reacciono cuando se acercan? ¿Cómo reacciono cuando se alejan? ¿Presto ayuda? ¿Me dejo ayudar? Y así podríamos seguir en una infinidad de aspectos a explorar.
El prestar atención a todo esto implica un Autodescubrimiento en las Relaciones, éste es uno de los principales focos del trabajo en el Método Hakomi, se trata de un Mindfulness Relacional. Implica salir del «Mindfulness Yo, Mi, Me, Conmigo» hacia ese lugar que representa el mayor reto que todas las personas tenemos en la vida, las relaciones.
Entonces surge la Presencia Amorosa como estado mental ideal en relación.
La Presencia Amorosa es un estado de atención presente hacia otra persona en la que nos sentimos inspirados, la propia presencia de la otra persona nos parece un privilegio. Prestamos atención a sus fortalezas y aspectos inspiradores. Así mismo es un estado de escucha, receptivo, de disponiblidad, apacible, afectuoso, compasivo y libre de juicios. Esto es inmediatamente percibido (consciente o inconscientemente) por la persona a la que acompañamos (de esto ya se encargan los mecanismos de resonancia, límbica y neuronas espejo), y tiene una infinidad de efectos beneficiosos.
Es el estado de la mente ideal en las relaciones de pareja, en las relaciones Padre/Madre-Hijo/Hija, es la base sólida de la verdadera amistad. Es el estado ideal para transformar los conflictos y desde luego el estado ideal para cualquier persona que se dedique a la enseñanza, a la terapia o a las llamadas profesiones de ayuda.
En Hakomi, entendemos este estado como una cualidad entrenable, ya que lo hemos comprobado una y otra vez. Hemos contemplado como personas de todo tipo conectaban con esta forma de estar presentes y sentían sus beneficios de forma casi inmediata.
Unido a ésto, durante años, durante una pequeña relajación/meditación hemos preguntado a los asistentes a los cursos o charlas, cuáles serían las cualidades de la persona ideal para acompañarnos en un momento de vulnerabilidad. El resultado, no importa si era un grupo grande o pequeño, era siempre el mismo, lo podéis ver en el vídeo a continuación:
“Alguien que me escuche, que esté disponible, presente, no me juzgue, no me quiera cambiar, alguien que me aprecie, que sea compasiva, cariñosa…”
Entonces, si todos y todas pedimos y necesitamos lo mismo, ¿por qué no aprender a proporcionarlo, por qué no entrenarlo?
Estamos convencidos que estas cualidades se pueden recordar, aprender y entrenar, y lo hacemos constantemente en nuestros cursos y sesiones semanales, intensivos y Formación del Método Hakomi.
En el siguiente video/entrevista, Raquel Saenz nos explica muy bien los efectos en el Sistema Nervioso de esta forma de estar con otras personas, en un Estado Apreciativo y de Presencia Amorosa a través de la Teoría Polivagal de Stephen Porges: